CARRERA ARMAMENTISTA.
Si bien la formación de imperios desde la antigüedad llevó al uso de armas específicas y cada vez más avanzadas, fue a principios del 1.900 hasta el final de la Guerra Fría su mayor auge.
Ernesto Russo.
Ejemplos
Carrera armamentista naval anterior a la Primera Guerra Mundial
Entre 1897 y 1914, tuvo lugar una carrera armamentista naval entre el Reino Unido y Alemania. La preocupación británica por el rápido aumento del poder naval alemán dio lugar a una costosa competición de construcción de buques de la clase Dreadnought.
Esta tensa carrera armamentística duró hasta 1914, cuando estalló la guerra. Después de la guerra, se desarrolló una nueva carrera armamentística entre los aliados vencedores, a la que se puso fin temporalmente con el Tratado Naval de Washington. Además de los británicos y los alemanes, también se produjeron carreras armamentísticas navales contemporáneas pero de menor envergadura entre Rusia y el Imperio Otomano; los otomanos y Grecia; Francia e Italia; los Estados Unidos y el Japón en la década de 1930; y Brasil, Argentina y Chile.
Carrera armamentista nuclear
Este conflicto del avance de las capacidades nucleares ofensivas se produjo durante la Guerra Fría, un intenso período entre la Unión Soviética y los Estados Unidos y algunos otros países. Esta fue una de las principales causas que dieron inicio a la guerra fría, y las ventajas percibidas del adversario por ambos bandos (como la “brecha de misiles” y la “brecha de bombarderos”) condujeron a un gran gasto en armamento y al almacenamiento de vastos arsenales nucleares. En todo el mundo se libraron guerras por delegación (por ejemplo, en el Oriente Próximo, Corea, Vietnam) en las que se enfrentaron las armas convencionales de las superpotencias. Tras la disolución de la Unión Soviética y el fin de la Guerra Fría, las tensiones disminuyeron y el arsenal nuclear de ambos países se redujo. Charles Glaser sostiene que numerosos casos de carreras armamentísticas no fueron óptimos, ya que supusieron un despilfarro de recursos, perjudicaron las relaciones políticas, aumentaron la probabilidad de guerra y dificultaron el cumplimiento de los objetivos de los Estados. Sin embargo, las carreras armamentísticas pueden ser óptimas para los Estados que buscan la seguridad en situaciones en las que el equilibrio entre ataque y defensa favorece el ataque, cuando un Estado en declive se enfrenta a un adversario en ascenso y cuando los avances tecnológicos hacen que las armas existentes queden obsoletas para la potencia que tenía ventaja en el armamento existente.
Referencias
• Glaser, Charles L.: «Rational Theory of International Politics». (2010).
Fotografías: crédito a quien corresponda.
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