DESTRUCCIÓN MUTUA ASEGURADA.
Desde la detonación de la primera bomba nuclear, y la posterior carrera armamentista, hubo (hasta hoy en día) un irracional uso de estas terribles armas como escudo protector y amenaza contra otros países. Este capítulo trata sobre ese problema.
Fundamento de la teoría
La doctrina supone que cada bando posee suficiente armamento para destruir a su oponente y que cualquiera de los bandos, de ser atacado por cualquier razón por el bando opuesto, respondería al ataque con la misma o mayor fuerza. El resultado esperado es que la batalla escale al punto donde cada bando obtenga la destrucción total y asegurada del enemigo. La doctrina supone además que el armamento nuclear de los Estados se encuentra diseminado por todo el mundo (en submarinos, aviones, etc) por lo que la idea de lanzar un primer ataque devastador sobre la totalidad del armamento atómico de un país para neutralizar un eventual contraataque igual de devastador resulta imposible. Fue la respuesta a los postulados según los cuales un primer ataque empleando bombarderos y posteriormente submarinos nucleares podía inutilizar todas o la mayor parte de las armas nucleares enemigas. Asumiendo que ninguno de los bandos sería lo suficientemente irracional como para arriesgar su propia destrucción, ninguno de los bandos se atrevería a lanzar un primer ataque, bajo el temor de que el otro ataque en respuesta. La ventaja de esta doctrina es una paz estable aunque de elevada tensión. La principal aplicación de esta doctrina ocurrió durante la Guerra Fría (años 1950 a 1990) entre los Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Cabe destacar que las aserciones de la teoría solo son aplicables a Estados-nación, instituciones que no aceptan como escenario posible la autodestrucción, aun si esta implica la del adversario. La aplicación de las ideas de la destrucción mutua asegurada entre ejecutores diferentes en escenarios diversos (como pueden ser las acciones de soldados o grupos terroristas dispuestos a morir como mártires al atacar a sus enemigos, por ejemplo, una nación, en su acepción política) no se ha estudiado en profundidad.
La estrategia de la «Guerra de las Galaxias»
Estados Unidos intentó, por medio de un proyecto presentado durante la presidencia de Ronald Reagan, romper con los postulados de la Teoría a partir de la idea de poner en órbita terrestre y alojar en tierra un número determinado de plataformas espaciales armadas con armamentística láser, balísticos y de red. Estos dispositivos permitirían anular el contraataque enemigo. El proyecto es conocido popularmente como «Guerra de las Galaxias». Este pulso tecnológico y económico pretendía transformar por completo la concepción de la guerra nuclear. Hasta ese momento la estrategia consistía en aumentar más la cantidad y contundencia del ataque; de la bomba atómica a la bomba de hidrógeno (ambas transportadas por aviones) y de éstas a los misiles con ojivas nucleares, a los misiles con cabeza múltiple, etcétera. Con la entrada de la Iniciativa de defensa estratégica, la Administración Reagan invirtió más de 3000 millones de dólares en desarrollar las ideas preliminares, demostrándose inviables con el estado de la tecnología de su tiempo. Sin embargo, el rearme como respuesta a la implantación de un escudo antimisiles volvió a plantearse en 2007, cuando la Administración Bush informó que planeaba instalar partes de este escudo en antiguos países del disuelto Pacto de Varsovia (previa notificación y aprobación de estas naciones). A lo que el presidente Putin respondió con volver a fabricar e instalar más misiles de medio alcance e ICBM específicamente diseñados para contrarrestar escudos antimisiles, como el RS-24.
Referencias
• Kahn, Herman.: “On Thermonuclear War”. (2006).
• Carl Sagan.: “Un punto azul pálido”. (1996).
Fotografía: crédito a quien corresponda.
Comentarios
Publicar un comentario